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Salud mental juvenil y el creciente problema de las autolesiones en niños y adolescentes

“La prevención está en ahogar el mal con abundancia de bien”, dice el psiquiatra Miguel Álvarez de Mon, psiquiatra clínico que dará conferencias en Ecuador.

Salud mental juvenil y el creciente problema de las autolesiones en niños y adolescentes

Publicerad : 2 år sedan förbi dayse-villegas, Dayse Villegas, https://s3.amazonaws.com/arc-authors/eluniverso/a72e8414-a830-4035-81c2-ce9e1cbf469b.png i Health

La preocupación en cada inicio de clases suele ser la lista de útiles y el uniforme, pero los niños se están yendo a la escuela sin la “mochila emocional”, sin herramientas para relacionarse. La doctora Paula Martínez, psicóloga clínica especialista en niños y adolescentes, y directora y fundadora del Centro Neuropsicológico e Integración Social Psycho Sensory, en Quito, está en campaña para que los niños y jóvenes vayan a clases con mayor seguridad, confianza, paciencia y tolerancia. Aquí aclara que no está abogando por una maleta de armas para que el niño se proteja, sino por habilidades que le permitan interactuar de manera adecuada con los demás.

La defensa la hacen los padres, observando indicadores como cambios en el comportamiento y en el rendimiento académico. “Los niños empiezan a retraerse, no quieren hablar, se aíslan, no quieren jugar, pierden el apetito, tienen problemas en el sueño y dificultades para tener una mejor concentración; síntomas como dolores de estómago y de cabeza acompañados de negativas a ir a la escuela”.

Ella recomienda tener una comunicación abierta sobre lo que sucede a los niños dentro y fuera de la institución educativa. “Si noto algo, hablarlo con un profesor, pedir ayuda psicológica, una evaluación”.

La doctora Martínez juzga “importantísimo” que los profesores sepan manejar su propia inteligencia emocional, y generar confianza en sus estudiantes, para así poder comunicarse con los padres. “Esto puede ayudar a que ocurran menos suicidios”, afirma. “De diez estudiantes que llegan a mi consulta, aproximadamente el 40 % viene con procesos emocionales. Estamos viendo a niños a partir de los 9 años y hasta los 14 o 16 que vienen con autolesiones (cutting) en brazos y piernas. Por eso, vemos la necesidad de trabajar mucho en el área emocional”.

Los niños, explica, adquieren ideas irracionales (”Nadie me quiere”, “No soy capaz”, “Mis padres me odian”). “Nosotros hacemos que ellos trabajen desde una idea racional: ‘Yo soy capaz’, ‘Yo puedo’”, y desarrollen habilidades ante la adversidad, como técnicas de relajación y conciencia plena para bajar los niveles de ansiedad, pero también un proceso de fortalecimiento de la autoestima, enseñándoles a reconocer sus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas, “y a saber que una debilidad no me hace menos que nadie”.

Los chicos llegan a las autolesiones a partir de estados de alerta, frustración, enojo e ira no gestionada. “Si no lo trabajo a tiempo, este proceso puede devenir en una depresión (’¿Para qué estoy en este mundo?’), y ahí es cuando vienen los suicidios”. Esto existía antes de la pandemia, pero a partir de esta se evidenció más, y por eso las escuelas necesitan protocolos internos de supervisión y acompañamiento ante los primeros signos.

¿Cuáles son los problemas de salud mental que más están afectando a los adolescentes?

El doctor Miguel Álvarez de Mon, médico psiquiatra clínico, expresa que vivimos una época en que, por múltiples circunstancias, hay mayor fragilidad en los adolescentes, y hay que fomentar la resiliencia y la fortaleza mental, y abordar los problemas de salud mental.

“Cuando un adulto tiene un problema de salud mental, se entiende; en cambio, cuando es un adolescente, se tiende a buscar culpables”. Él mismo o los padres. Pero no tiene que ser el uno ni el otro.

“Se conoce menos (de la salud mental adolescente) porque se ha investigado y divulgado menos. Y cuanto menos conocimientos tenemos, más mitos. Durante muchos siglos, se pensó que los pacientes de epilepsia eran endemoniados”, ilustra, cuando en las patologías adolescentes hay causas multifactoriales y algunas tienen un componente genético.

El reto está en distinguir un problema de salud mental de uno de conducta. En este último caso, el abordaje es educacional, poniendo límites. Mientras que, si es de salud mental, debe tratarlo un profesional, como en la anorexia. “La chica o el chico no han dejado de comer para saltarse las normas o llamar la atención; simplificarlo así sería un error, retrasar la atención médica hasta un punto en el que lleguemos tarde”.

En cuanto a culpar a los padres o al colegio, el doctor Álvarez recomienda observar el contexto. “Un joven que tiene problemas en todos los colegios a los que va muestra que el problema no es del centro educativo, sino de él; algo le ocurre”. Aquí lo importante es una detección precoz y una comunicación fluida entre el centro y los padres; si el problema persiste, se agrava o es más llamativo de lo habitual, es buena idea consultar con un pediatra o médico cercano. “Esa consulta es buena, porque a lo mejor te dicen que es normal; o al revés, notan los signos de alarma”.

¿Cuáles son los problemas de salud mental que más están afectando a los adolescentes? La ansiedad y la depresión, dice sin dudar el psiquiatra. “Pero lo más grave, que aunque no sea lo más frecuente, y que desgraciadamente está subiendo, son las autolesiones, un problema muy gordo porque pueden ser una manera de lidiar con el sufrimiento emocional, pero quién sabe si a ese adolescente se le va la mano y puede llegar a ser letal”.

Las edades en que ocurre esto se han adelantado. “Creo que los niños pierden la inocencia antes, con todo lo que esto implica (...). Es verdaderamente preocupante”, continúa Álvarez, pues un niño de 9 años calcula mucho peor los riesgos que un adolescente. “Y a veces no son conscientes de que ciertos daños pueden ser irreversibles (...). El concepto de muerte como algo permanente se configura entre los 5 y los 10 años; es muy variable, según la madurez del niño”.

El médico enfatiza que hay que enseñar a los niños y adolescentes a afrontar el dolor emocional. “Muchas veces se pone el foco en los adolescentes; y, en mi opinión, se tiene que poner en los adultos, porque el chico está todavía a la merced de sus padres, los necesita en todos los sentidos”.

La prevención, sugiere Álvarez de Mon, está en ahogar el mal con abundancia de bien. “Las nuevas tecnologías tienen cosas fantásticas, pero creo que están debilitando los vínculos interpersonales. Los adolescentes tienen cada vez más amigos virtuales y menos amigos presenciales. Entonces, hay que favorecer planes presenciales con gente de su edad”.

Que el adolescente esté en las redes sociales tiene un peligro: no hace ruido. “Hace 10 o 20 años los excesos eran, sobre todo, con alcohol, y los padres lo detectaban pronto porque el hijo volvía borracho a casa; sin embargo, puede estar pasando todas las tardes viendo Instagram o TikTok y, como no da un ruido, a los padres les pasa inadvertido”.

El adolescente, reflexiona el médico, retiene todavía un poco de la dificultad del niño para distinguir entre lo que es real y lo que no. Tal vez ya no piensa en lo mágico, pero tiene el deseo de entrar en el mundo adulto desde su inmadurez, y se crea, por ejemplo, una imagen equivocada del cuerpo humano y de la belleza, o cree que la vida está compuesta exclusivamente de momentos felices.

“Luego eso frustra mucho, porque la felicidad es un equilibrio entre realidad y expectativas; y, si tú ves la vida a través de redes sociales, tus expectativas están equivocadamente altas”. Los adultos tienen que hacer el esfuerzo de explicar la distancia entre las expectativas y la realidad, porque, si no, no aprenderán a tolerar la frustración el resto de su vida. “Pensarán que todo se consigue fácil y a la primera”.

Igual distorsión causa la pornografía. “Estamos en una época donde hay mucho porno y poco sexo. Tengo la impresión, cuando estoy con gente joven en la consulta, de que distorsionan la realidad sexual porque han visto videos porno, y el sexo real no tiene nada que ver con eso”. La educación sexual a través de la pornografía lleva a frustración en la vida sexual adulta. “Esto está demostradísimo”.

Por eso, Álvarez propone retrasar el acceso al teléfono móvil, que no sea un compañero de cama, pues el adolescente, con su menor capacidad de regulación, se acuesta saturado, preocupado después de una pelea en el chat con su amigo, esperando una respuesta por horas. “Hay que volver al despertador. Los móviles tienen que estar afuera de la habitación”.

Álvarez, quien trabaja en el Hospital Universitario Infanta Leonor en Madrid, estará en Samborondón (Teatro Sánchez Aguilar) y en Quito (Colegio Menor, Cumbayá) el 14 y 15 de noviembre para la Conferencia Internacional Adolescencia, Prevención y Salud Mental, junto con la orientadora María Helena Manrique.

En la conferencia, entre otros puntos, se tratará de qué depende la salud mental; cómo enseñar a los adolescentes a renunciar a la gratificación inmediata para adquirir un bien mayor; la importancia de tener un amigo real para evitar la soledad no deseada; del consumo de alcohol y la vulnerabilidad de las adolescentes a los anticonceptivos orales; y por qué el cannabis no ‘mola’ nada, como se dice en España. “Ahora se está romantizando, cuando es un factor de riesgo para psicosis, esquizofrenia, y también se ha asociado con ideas autolíticas y suicidas”. (F)


Ämnen: Social Issues

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